Las acciones que me comprometo a seguir haciendo y
que he estado realizando esta semana para potenciar mi optimismo es emplear
la palabra gracias en lugar de quejarme por algo, o si me pillo en alguna
queja, le “echo típex” mentalmente y digo “gracias”. Por ejemplo, si me asignan algún curso extra,
pienso: gracias, seguro aprenderé más. Si tengo que entregar algún informe y no
lo tenía entre mis tareas, pueda que no me guste, ahora tomo conciencia de que
no me gusta, tomo una respiración profunda y digo: Gracias. Y pienso: seguro
voy a aprender algo interesante al hacerlo y entregarlo. Estas son acciones que me ayudan también a la
adaptabilidad. Cómo se que lo estoy logrando: porque me molesto menos, me
siento más calmada y relajada y con la certeza que todo el trabajo saldrá. (Es
algo que estoy cultivando para que así sea).
Finalmente, otra acción que he hecho en otras clases
y que también he retomado esta semana, es agradecer en los primeros minutos
de la clase. Cómo: Invitando a los
estudiantes a agradecer esa oportunidad de aprendizaje y la oportunidad de
estar conectados (todas mis clases son online), agradecer a todos los que han
colaborado para que sea posible la conectividad y el apoyo que nos podemos dar
entre todos con apoyo en la tecnología.
Cómo sé que hace efecto: porque los estudiantes se predisponen de forma
más positiva y se unen al agradecimiento y están más dispuestos para la sesión
de clase.
Reflexión: A veces pequeñas acciones como
sencillamente decir gracias, me pueden permitir un mayor estado de bienestar. Tengo
que estar bastante alerta y mantener la intención y la acción para que pueda tener
efecto. En el curso académico, actual todavía no puedo ver los resultados
porque apenas estamos comenzando, sin embargo, en la primera clase de hoy pude
ver un cambio de actitud después de esa invitación a centrarse en los recursos
disponibles antes de quejarse por lo que no tenían.
La adaptabilidad o flexibilidad creo que la vida misma me ha
puesto a practicarla. De todas formas, para esta tarea voy a destacar lo que me
he propuesto hacer en esta semana. He dejado más espacios en
blanco en mi agenda académica, y no la recargo de tareas por hacer. Eso lo que hacía era llenarme de estrés y de
cierto sentimiento de culpa y de ineficiencia por no cumplir con todo lo que
había puesto, porque por lo general o me tardaba más de lo estimado en las
tareas programadas o me salían tareas imprevistas a las que le debía dar
respuesta (atender a un profesor nuevo; formar parte de un tribunal de revisión
de calificación; una reunión preparatorio de inicio de un curso que coordino,
revisión de un artículo rechazado, etc.) y eso trastocaba la agenda prevista,
con lo cual tenía que estar reprogramando todo.
Entonces esta semana, he sentido cierto alivio o al menos no sentirme
agobiada por las tareas pendientes al dejar más espacios en blanco. He optado por hacer lista de las cosas
por hacer para que no se me olviden, en el día voy seleccionando de la lista
las cosas o tareas que puedo hacer en el tiempo que tengo disponible, por ejemplo,
tengo dos horas, o tengo 30 minutos : elijo la tarea que se adapte más, y así
voy eliminando tareas de la lista y agregando las nuevas.
Reflexión: No estoy segura de que me de todos los
resultados esperados para llegar a todo lo que debería hacer, pero quiero vivir
más sosegada y dormir mis 6 o 7 horas para al día siguiente no sentirme como un
zombie, jejeje. Creo que es una manera
de mejorar mi flexibilidad y adaptabilidad a los cambios inesperados del día a
día y a la vez dar respuesta a mis responsabilidades docentes y académicas sin
detrimento de la salud y bienestar. Espero poder seguir aplicándolo y que haya
resultados positivos para todos.
Dejo por aquí enlace a la representación de la acción con la que me propongo aumentar mi adaptabilidad, espero "no morir en el intento" jejej
A manera de marcador de artículo enlace esta invitación al optimismo de Miguel Ángel Santos Guerra.
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